REDACCION. suiteinformación. M. Recio.- Circula por las redes una noticia que no ha dejado impasible a nadie. Me refiero al encuentro, nunca mejor dicho, en forma de visita al Rey por parte del presidente del Gobierno de España al palacio de la Zarzuela.
Según la noticia filtrada por fuente contrastada, fue una reunión con el fin de informar al Jefe del Estado sobre la intención de aprobar la tan manida ley de amnistía, a lo que el Rey expuso sus fundadas objeciones y su firme decisión contraria al refrendo de esa norma tan excepcional como falta de fundamentación. Cruce de frases de advertencia y otras contrarias que sonaban a amenazas. La reunión concluye ordenando el Rey que se acompañe a los molestos visitantes hasta la puerta escoltados por miembros de la Guardia Real, algo del todo inusual.
De ser cierta esta noticia, cuyo autor Alvise Pérez confirma y ratifica, la situación política se complica por días.
Cuando las situaciones se retuercen suelen traer malas consecuencias en todos los órdenes de la vida.
Tenemos un presidente de gobierno convencido de que puede hacer lo que le plazca. Si la ley lo impide, la cambia y si los tribunales se oponen a sus caprichos, los trufa con jueces afines.
¿Que está pasando? Hay un fallo institucional generalizado. El poder ejecutivo se ha desbocado, el legislativo está controlado a través de las minorías mayoritarias y el poder judicial oxidado y asustado a partes iguales.
La historia no se puede cambiar, es pasado. Lo que he leído y estudiado sobre el Partido Socialista Obrero Español nunca ha despertado en mi ni un ápice de admiración. Ni su ideario, ni sus programas, ni el ejemplo de muchos de sus dirigentes que solo han aportado a la acción política ruina, corrupción y liderazgos autocráticos contrarios y muy alejados de los valores que deben inspirar una verdadera democracia.
Las siglas PSPC ( Partido Sectario Para la venta de la Cabra) se corresponden con las iniciales del nombre y apellidos del actual presidente del gobierno: Pedro Sánchez Pérez-Castejon. Es a estas siglas a las que Nicolas Redondo y otros ilustres socialdemócratas como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquin Leguina, Tomas Gómez…, han menospreciado. La purga es una solución muy del gusto de los partidos que entonan la Internacional puño en alto. En eso andan cortos de progreso, pues más bien nos traslada a la Rusia revolucionaria de principios del siglo XX.
Sánchez quiere asegurarse la presidencia a cualquier precio y por ello quiere dejar bien claro a los separatistas vascos y catalanes que, si bien no tendrá tiempo de cumplir sus promesas antes de su investidura, él es la única apuesta segura para alcanzar sus utópicas independencias.
Alguien guarda una carta en su manga.
Pronto veremos cuál es y quien la pone en el tapete. M.Recio.