RTVE.- En los próximos días está previsto que se produzca un espectáculo astronómico único: la explosión de una estrella que podrá observarse desde la Tierra, incluso a simple vista. Se trata de T Coronae Borealis, una nova recurrente que estalla cada 80 años, en un proceso cíclico. Los astrónomos calculan que el nuevo episodio se producirá entre finales de marzo y abril de 2025, e incluso han sugerido una fecha de referencia: el 27 de marzo, aunque también piden que se tome este día con cautela, ya que resulta muy difícil realizar previsiones exactas al respecto.
Pero, ¿qué es exactamente una nova recurrente y cómo es posible que la misma estrella estalle cada 80 años? Comencemos por los conceptos más generales. T Coronae Borealis, conocida por los astrónomos simplemente como T CrB, es un sistema binario situado en la constelación de Corona Borealis, a unos 3.000 años luz de la Tierra. Está compuesto por dos estrellas: una enana blanca —los restos de una estrella muerta con el tamaño de la Tierra y una masa comparable a la del Sol, lo que la hace extremadamente densa— y una estrella gigante roja, a quien su vecina le roba el hidrógeno.
Así, cuando hablamos de nova recurrente, nos referimos específicamente a la explosión que ocurre en la enana blanca, pero este fenómeno es posible gracias a la interacción entre las dos estrellas del sistema binario. «Esta enana blanca se comporta como si fuera un vampiro. Está ya muerta, y lo que queda es su núcleo, que se caracteriza por tener una gravedad muy alta», explica a RTVE.es David García, divulgador científico y especialista en astronomía observacional por la Universidad de Valencia. «Junto a ella, la estrella roja, como todavía tiene gas que está quemando, se dilata y al dilatarse hay un momento en el que la gravedad de la enana blanca es capaz de captar material de su compañera, y se lo va robando como si fuera un vampiro que chupa la sangre de su víctima. Ese material aportado por la estrella roja pasa a la estrella blanca formando un disco de acreción alrededor de ella, que gira y se calienta, hasta que alcanza una temperatura crítica y se produce una gigantesca explosión termonuclear, lo que sucede cada 80 años».
Las enanas blancas son el núcleo remanente de estrellas que han agotado su combustible nuclear y han expulsado sus capas externas. Es el destino final de la mayoría de las estrellas, incluido el Sol, que será así dentro de unos 5.000 millones de años.
Una explosión del 975 a.C.
En realidad, lo que podrá verse desde la Tierra será solo un destello del pasado. La explosión que será visible en 2025 ocurrió alrededor del año 975 a.C., hace aproximadamente 3.000 años, en una época en la que en nuestro planeta florecían civilizaciones como los egipcios o los asirios. Ese es el tiempo que ha tardado la luz en viajar desde T Coronae Borealis, y es algo que ocurre habitualmente cuando miramos al cielo nocturno y vemos el resplandor de cualquier estrella. Por ejemplo, la más cercana a nosotros, sin contar al Sol, es Proxima Centauri, que está aproximadamente a 4,24 años luz. Eso significa que si esta noche la contemplases, en realidad estarías viendo el resplandor emitido en 2021.
Pero regresemos a T Coronae Borealis. Después de la explosión, el brillo de la enana blanca aumentará hasta alcanzar una magnitud de +2, similar al de la estrella Polar, por lo que podrá verse desde la Tierra sin telescopio. Dependiendo de la energía acumulada, el destello será visible durante varias noches e incluso semanas, hasta que la estrella vuelve a apagarse.
«Que la gente no se espere una explosión espectacular, porque realmente la estrella ahora mismo pasa desapercibida, no se aprecia a simple vista, pero cuando estalle destacará y aumentará su brillo a +2, lo que significa que se podrá ver con prismáticos e incluso a simple vista», asegura David García, quien aclara que «lo que veremos será que la constelación de la Corona Boreal tendrá una nueva estrella en la parte izquierda que antes no se apreciaba a simple vista».
Diferente a una supernova
Los astrónomos recuerdan que no hay que confundir una nova con una supernova, la explosión final que destruye algunas estrellas muy masivas, y que es uno de los eventos más energéticos del universo, caracterizado por su magnitud monstruosa —en apenas unos días, uno solo de estos episodios puede emitir tanta energía como el Sol durante toda su vida: 10.000 millones de años—. En el caso de una nova, la estrella enana permanece intacta, y expulsa al espacio el material acumulado, lo que produce un destello muy intenso, dentro de un ciclo que generalmente se repite cada cierto tiempo, en algunos casos miles de años, dependiendo de la velocidad a la que la enana blanca acumula material de su estrella compañera.
La última explosión de T Coronae Borealis se produjo en 1946 y, después de la de 2025, la próxima será en el año 2105; por lo que para muchos aficionados a la astronomía, esta será una ocasión única. «En términos astronómicos, 80 años es un proceso rápido, pero para la mayoría de nosotros, prácticamente no vamos a tener otra oportunidad de volver a ver en nuestra vida una nova, una nueva estrella«, expresa David García, quien habitualmente trabaja como técnico de laboratorio en la Universidad de Málaga. «El mayor atractivo que tiene un fenómeno así es concienciarnos de las distintas naturalezas que existen en el universo, ya que nosotros estamos en un sistema solar que solo tiene una estrella, y es una rareza. Lo normal es que los sistemas estelares sean binarios o ternarios, que tengan dos o tres estrellas, lo que les hace muy dinámicos y con mucha belleza», añade este divulgador científico. «Es muy bonito ver cómo dos estrellas intercambian material y una rejuvenece gracias a la otra», concluye.
Cómo encontrar a T Coronae Borealis
¿Cómo pueden localizar a T Coronae Borealis los aficionados a la astronomía que quieran disfrutar de ella? Lo primero es apartarse de las ciudades, para evitar la contaminación lumínica. Si el cielo está despejado, se podrá contemplar a simple vista sin problema. Una vez instalados, hay que buscar la constelación de Hércules, que está junto a la de Lyra. En el lado opuesto a Lyra, entre la constelación de Hércules y Bootes (Boyero), está Corona Boreal, que tiene forma de un arco de estrellas.
T CrB es habitualmente muy débil, por lo que en condiciones normales solo es visible con telescopios. Sin embargo, cuando explote como nova, su brillo aumentará hasta la magnitud 2, haciéndola tan brillante como las estrellas más destacadas de la constelación. En la ilustración superior, T CrB aparece con el nombre de «Blaze Star».
En todo caso, si hay alguna duda, se pueden usar aplicaciones como SkySafari, Stellarium, Star Walk o Google Sky para localizar la constelación en tiempo real según la ubicación de cada uno. No hay que olvidar que, cuando la nova estalle, será visible sin telescopio durante varios días o semanas, por lo que habrá tiempo suficiente para contemplarla.