foto portada: El mercado estadounidense es el segundo que más aceite de oliva español adquiere. DISEÑO RTVE / GETTY
- EE.UU. es el sexto país al que más exportan las empresas españolas, con cerca del 5% de las ventas al exterior
- La Cámara de Comercio estima que las exportaciones caerán un 14,3%, lo que supone perder casi 2.600 millones
Donald Trump ha desatado su guerra comercial contra el mundo y España se prepara para las consecuencias: la imposición por parte de Estados Unidos de un arancel general del 20% a la importación de todos los productos de la Unión Europea, que entrará en vigor el próximo 9 de abril, amenaza a varios sectores productivos españoles para los que el mercado estadounidense representa una parte sustancial de las ventas. Entre ellos, los bienes de equipo, tanto mecánicos como eléctricos, el aceite de oliva, el acero y el refino de petróleo, que exportan allí por valor de miles de millones de euros, pero también otros como el vino, el biodiésel o la cerámica, en los que las ventas no alcanzan tanto valor pero absorben una gran proporción de su comercio exterior.
En conjunto, según las estimaciones de la Cámara de Comercio de España, las exportaciones españolas a Estados Unidos se reducirán entre un 10,1% y un 18,4%, aunque su escenario central sería una reducción del 14,3% que equivaldría a perder 2.598,5 millones de euros, el 0,21% del PIB. Ese cálculo es consistente con la estimación que hacía el Banco de España hace unos días, antes de que se conociera la tasa que Trump impondría a los productos de la Unión Europea, y que calculaba que un arancel general del 10% y que implicase represalias restaría 0,11 puntos al PIB.
En los últimos años, Estados Unidos representa algo menos del 5% de las exportaciones españolas de bienes y servicios, lo que le coloca como el sexto destino de los productos nacionales, por detrás de Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. La exposición de España, en este sentido, es menor que la de otras economías europeas, como la alemana o la francesa, ya que las ventas a la economía estadounidense aportan el 2,3% del PIB, frente a una media del 4,6% en los Veintisiete.
Esto no significa que la economía española no se vea significativamente afectada, puesto que la economía estadounidense había crecido en importancia como destino de los bienes y servicios españoles en los últimos tiempos, especialmente tras la pandemia, hasta alcanzar un récord de exportaciones en 2022. Durante los dos últimos años, sin embargo, las ventas se habían reducido ligeramente: en 2024, cayeron un 3,8%, hasta los 18.179,1 millones de euros.
Un desequilibrio comercial creciente en favor de EE.UU.
Ese crecimiento no ha impedido que el saldo comercial entre ambos países siga claramente inclinado hacia Estados Unidos, que mantiene con España un notable superávit comercial. En los últimos tres años, además, ese desequilibrio se ha agudizado, en buena parte por el aumento de las compras españolas de gas natural licuado tras el estallido de la guerra en Ucrania, que se triplicaron en 2022 hasta superar los 9.700 millones de euros. Ese año, el déficit comercial con el país norteamericano rozó los 15.000 millones y la tasa de cobertura -el porcentaje de las importaciones desde un país que se cubren con las exportaciones a ese país- apenas fue del 56%, cuando en los años anteriores rondaba el 90%.
Desde este punto de vista, si Trump pretende corregir el déficit comercial estadounidense con los aranceles, no parece que España sea un objetivo relevante. Las pérdidas directas de la economía española tampoco serían excesivamente graves, aunque hay que tener en cuenta los efectos indirectos de los aranceles: si los países europeos, que absorben casi tres cuartas partes de las exportaciones españolas, venden menos a Estados Unidos es muy probable que también demanden menos productos españoles. De la misma forma, los sectores más afectados de la economía española reducirán su demanda de bienes y servicios intermedios, trasladando el efecto al conjunto de la cadena productiva. Y es que, más allá de que el perjuicio directo de los aranceles sea limitado, el efecto sobre algunos sectores específicos puede ser mucho más dañino. Estos son algunos de los productos más expuestos a las nuevas tasas.
Maquinaria
Dos tercios de las exportaciones españolas a Estados Unidos comprenden productos industriales y tecnología; en concreto, España vende, más que ninguna otra cosa a la economía estadounidense, maquinaria mecánica y eléctrica. Así, el país norteamericano es el segundo mayor mercado de maquinaria mecánica -motores, sobre todo- para las empresas españolas, solo por detrás de Francia, con 2.510,9 millones en 2024, el 9% de las ventas. En algunos sectores, como los turborreactores, turbohélices y turbinas de gas, ese porcentaje ascendió el año pasado al 17,5%, lo que se tradujo en 463 millones de euros.
El valor de las exportaciones de aparatos eléctricos es algo menor, pero también muy relevante, ya que Estados Unidos gastó el año pasado 1.503 millones de euros, el 7,1% de todas las ventas al exterior, en productos que van desde generadores a cuadros eléctricos. El subsector más afectado por los aranceles sería, sin embargo, el de transformadores eléctricos e inductores, para el que la economía estadounidense es su principal comprador al absorber casi un tercio de sus exportaciones, lo que en 2024 supuso más de 771 millones de euros. Según las estimaciones de la Cámara de Comercio, las exportaciones de maquinaria, sumando los ámbitos mecánico y eléctrico, sufrirán una reducción del 22,1%, lo que equivale a unas pérdidas cercanas a los 900 millones de euros.
Aceite de oliva
Por detrás de la maquinaria, España vende a Estados Unidos grasas, aunque las ventas de este capítulo se concentran, casi por completo, en un único producto: el aceite de oliva. Desde hace más de una década, el mercado estadounidense es el segundo que más aceite de oliva español adquiere, solo por detrás de Italia, de forma que en los últimos años representa en torno al 15% de las exportaciones. Por volumen, el año de mayores ventas fue 2020, cuando se superaron las 155.000 toneladas, aunque el año pasado se marcó un récord en el valor de esas exportaciones, al superar por primera vez los mil millones de euros.
Y es que los envíos a Estados Unidos tienen un importante matiz cualitativo: mientras que a los italianos compran principalmente aceite a granel, la mitad de las ventas al mercado estadounidense son de aceite de oliva embotellado, según Asoliva, la asociación que agrupa a la mayoría de los exportadores del sector, lo que incrementa el valor del producto. De hecho, Estados Unidos es el primer comprador de aceite de oliva embotellado español, por lo que la imposición de ese arancel del 20% amenaza con ser especialmente dañina para el sector.
Acero y aluminio
El primer arancel que entró en funcionamiento es el que grava con un 25% los productos de acero y aluminio, vigente desde el 12 de marzo. En puridad, Estados Unidos nunca eliminó los aranceles sobre esos productos que el propio Trump impuso en su primer mandato, sino que la administración Biden acordó con la Unión Europea sustituirlos por un sistema de contingentes: una cierta cantidad estaba exenta y a partir de ahí se empezaba a cobrar un 25% en el caso del acero y un 10% en el caso del aluminio. Aunque España no es uno de los proveedores principales de acero ni de aluminio para Estados Unidos, la evolución de sus ventas muestra a las claras el efecto de aquella primera tasa impuesta por Trump, que entró en vigor en junio de 2018.
Así, las exportaciones cayeron desde el primer momento y, en el caso del acero, bajaron un 26,4% en 2019, de 327.000 a 240.000 toneladas, según los datos de la Unión de Empresas Siderúrgicas (UNESID). En cambio, cuando entró en vigor el sistema de contingentes en octubre de 2021, las ventas se dispararon. Ahora, la Cámara de Comercio estima que el nuevo arancel podría restar, de media, un 10,4% al valor total de las exportaciones, lo que supondría perder casi 84 millones de los 807 que se exportaron de acero en 2024 y otros 12,7 millones de los casi 123 millones que se vendieron de aluminio.
Productos refinados del petróleo y biodiésel
También ocupan un lugar relevante en las ventas españolas a Estados Unidos los combustibles, que en 2022 se situaron como el principal grupo de productos de exportación a ese país. Buena parte son productos refinados del petróleo, que el año pasado rebasaron los mil millones de euros, más de un 6% de las ventas totales al exterior, a pesar de que las exportaciones al mercado estadounidense cayeron a la mitad respecto a los dos años anteriores. Estados Unidos, en cualquier caso, es el quinto cliente en importancia para el refino español, por detrás de Marruecos, Francia, Portugal y Países Bajos.
En cambio, es mucho más relevante como cliente para la producción de biodiésel: en 2024, Estados Unidos absorbió el 24% de las ventas de este subproducto químico, con 432,5 millones de euros. Es un mercado que ha crecido a tirones desde 2018, con grandes incrementos en 2021 y 2023, y que ahora también puede verse notablemente afectado con la introducción de aranceles.
Vino y otros productos
En cualquier caso, son muchos los sectores que se verán perjudicados por las tarifas arancelarias anunciadas por Trump. El vino español, por ejemplo, tiene en Estados Unidos su segundo su segundo mercado de exportación -solo por detrás de Alemania- y representa casi el 10% de todas sus ventas, lo que en 2024 supuso 265 millones de euros. Y aunque el presidente de Estados Unidos no ha cumplido su amenaza de castigar con una tasa «del 200% a todos los vinos, champanes y productos alcohólicos» procedentes de la Unión Europea por gravar al whisky, hay vinos con mucha proyección exterior, como el cava o el rioja, que se verán notablemente perjudicados.
Asimismo, Estados Unidos es el principal mercado para la producción española de baldosas de cerámica, que en 2024 supusieron 470,24 millones de euros, algo menos que en 2022, pero todavía el 13,5% del total de las ventas al exterior del sector. La Cámara de Comercio calcula que las exportaciones de productos químicos y farmacéuticos disminuirán un 13,1%, lo que supone perder más de 400 millones de euros. En cuanto al sector automovilístico -que tendrá aranceles más altos, del 25%-, España es un productor importante, el segundo de Europa, pero apenas exporta ya coches al país norteamericano; en cambio, seguía siendo un destino relevante para las piezas de recambio, con cerca de 250 millones de euros anuales en ventas. Y es que el efecto reverberante de los aranceles, si finalmente se aplican en su totalidad, alcanzará a casi todos los recovecos de la economía.