- El escritor recibe el galardón de manos de los reyes con un discurso leído por su académico y «amigo» Mario Crespo
- Pombo ha glosado la obra de Cervantes y reflexionado sobre la recuperación de la “grandeza de España”
Y Álvaro Pombo, 85 años, silla de ruedas, gafas y gorro de invierno, entró finalmente en la Universidad de Alcalá de Henares. El escritor había puesto en duda su presencia y había avisado que no leería su agradecimiento por sentirse “frágil” y, precisamente, su discurso se ha titulado Una fenomenología de la fragilidad, leído en su lugar por el académico “y buen amigo” Mario Crespo. Frágil, pero sonriente, «con un noble aspecto quijotesco» en palabras de Felipe VI, ha recibido el Premio Cervantes 2024 glosando la obra de Cervantes y reflexionado sobre la recuperación de la “grandeza de España”.
Otra fragilidad, la del papa Francisco, ha teñido de negro vestimentas de reyes y autoridades (el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso), anulando también los tradicionales honores militares al rey debido al luto. Tampoco Pombo ha recibido a los reyes en el patio de la Universidad de Alcalá de Henares, sino ya dentro del Paraninfo.
Por boca de Crespo, Pombo ha entrado pronto a desmenuzar El Quijote y a refutar el mismo concepto de fragilidad. “La narrativa de la fragilidad no tiene por qué ser una narrativa quebradiza. Puede ser tan inquebrantable como el propio texto de Don Quijote de la Mancha”. Y como ejemplo, citas del propio Cervantes por boca de Sancho: La mayor locura que puede hacer un hombre es dejarse morir sin más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía.
“La fragilidad es el gran tema que va con nosotros en toda nuestra vida y en todo nuestro día a día”, ha defendido. “Sigue siendo el gran tema: la fragilidad ante la enfermedad, ante la falta de convicciones, ante las causas perdidas. La fragilidad del ser humano ante las más diversas instituciones”.
Discurso de Álvaro Pombo, ganador del Premio Cervantes 2024
Pombo, que pese a la fragilidad ha recordado en su discurso que está escribiendo una novela sobre la “liquidación del colonialismo español”, ha apuntado a la fragilidad del nacionalismo “Ahora nadie se bate en duelo por su honor ni por el honor de España ni por el del tato. Nos hemos convertido en influencers y mercachifles”.
Llegar a la «profundidad y la pobreza» para recuperar «la grandeza de España»
En un discurso pleno de citas cervantinas (Martín ha leído el soneto Al túmulo de Felipe II en Sevilla, para Pombo el “mejor soneto de la literatura castellana”), el escritor ha reconocido que si alguna vez ganaba el Cervantes se imaginaba hablando de El licenciado Vidriera, una de las Novelas ejemplares de Cervantes, la historia de un estudiante al que un membrillo le hace imaginar que todo está hecho de vidrio que Pombo ha glosado convirtiendo a sus personajes en influencers o al membrillo en “viagra”.
Y del vidrio ha extraído Pombo otra metáfora de la fragilidad. “¿Qué quiere decir el vidrio? El vidrio es lo rompible, lo frágil, lo opuesto a El Escorial, lo opuesto a la victoria. ¿Quién habla de victorias? Sobreponerse es todo, salir airosamente es todo”.
Pombo ha apostado por la teoría que apunta a que en el El licenciado vidriera Cervantes aprovechó para hablar de sí mismo para cerrar con la idea de que, tras cualquier crisis, puede renacer algo nuevo. “Es muy posible que para alcanzar la grandeza de España, para superar la fragilidad, tengamos todos que llegar a la profundidad y la pobreza. Ahí se desharán los encantamientos. Ahí se romperá por fin el cristal. Ahí se hará fuerte lo frágil. Y los héroes seguirán recorriendo el imperio de su palabra incesante”.
El escritor santanderino toma el relevo de Luis Mateo Díez, premiado en 2023, Rafael Cadenas, premiado en 2022, Cristina Peri Rossi (2021), Francisco Brines, (2020), Joan Margarit (2019), Ida Vitale (2018) y Sergio Ramírez (2017).