En 1898 la guerra contra los Estados Unidos por Cuba estaba perdida de antemano: los movimientos revolucionarios y la invasión norteamericana bien pertrechada dejaba poca maniobra, por lo que el coloso del norte se llevó la parte del león.
Pero hay un hecho olvidado y una isla que defendió aguerridamente su españolidad: Puerto Rico, que fue también engullida por el gigante norteamericano en el Tratado de París.
En Puerto Rico no había movimientos revolucionarios, su españolismo era una constante. Con la Guerra de Sucesión y la implantación de la monarquía borbónica sufrió ataques continuados por parte de ingleses y holandeses, que fueron repelidos. Por su situación era presa fácil y codiciada por lo que era necesaria la adaptación de las fortificaciones ya existentes, siendo defendida por el valor, arrojo y patriotismo empleado por sus moradores. Por ello no arraigaron las ideas francesas revolucionarias ni la masonería inglesa, por ser un baluarte revestido de lo mejor de la españolidad.
Le fue concedida la autonomía, que se vio truncada por caer en manos de los norteamericanos en el tratado que puso fin a la guerra provocada por las acusaciones del hundimiento del Maine; lo colaron de matute . Por lo que pasó a convertirse en colonia, con un gobierno militar hasta 1900, en que se implantó un gobierno civil, teniendo sus ciudadanos la condición de 2ª clase con respecto a los estadounidenses. Pero no han conseguido eliminar su españolismo, siguen utilizando el español como lengua vernácula y siguen editando sus periódicos en español. Puerto Rico fue un fervor de hispanidad en el Caribe.
El 12 de mayo de 1898 se presenta en San Juan una escuadra estadounidense formada por dos acorazados, un crucero acorazado, dos monitores, dos cruceros y un remolcador.
San Juan, la única plaza fuerte el estallar la guerra, tenía artilladas varias baterías; nunca hubo un tiro en las prácticas de formación, no había pólvora reglamentaria, material en mal estado, por no incurrir en gastos al carecer de medios que no llegaban de España en aquel momento. En este escenario de abandono y penuria se enfrenta Puerto Rico a la escuadra de Sampson.
Dicha escuadra maniobraba con lentitud sin dejar de hacer fuego, el primero en responder fue el Castillo de San Cristóbal. Se lanzaban andanadas tratando de demoler el castillo del Morro pero la eficacia de fuego española de las baterías instaladas en las distintas fortificaciones fue mejor y más efectiva que la que podía esperarse. Las bajas españolas fueron muy superiores a las norteamericanas, pero se mantuvo el espíritu fuerte y la moral elevada.
Dos horas duró el bombardeo, tras las cuales la escuadra se retiró, debido a la contundente respuesta española. Así lo anunció la gaceta oficial de Puerto Rico: “Es la primera vez que en lucha tan desigual se ve obligada a confesar su impotencia, retirándose acompañada por los proyectiles de las baterías de tierra, una escuadra numerosa y dotada de todos los elementos poderosos de las marinas modernas y el honor de haber alcanzado el éxito será seguramente el mejor galardón para los defensores de Puerto Rico”.
No hay que olvidar la acción realizada por el destructor » Terror», que llegado a Puerto Rico burlando el bloqueo norteamericano, bajo una lluvia de proyectiles se aproxima a la distancia máxima para poder alcanzar con sus modestos cañones al crucero estadounidense. Al llegar a la distancia conveniente el teniente de navío ordena romper el fuego con los dos únicos cañones que tenía y fue tan atinado que alcanzó de lleno al crucero Saint Paul. Causó graves daños teniendo en cuenta que se batió en un desigual duelo de artillería con un enemigo muy superior. Otra hazaña a destacar del hecho histórico olvidado.
En aquella guerra olvidada, el bombardeo de San Juan es el episodio de resistencia más importante de la campaña.
Se inicia con este bombardeo la guerra en el escenario de Puerto Rico. Los estadounidenses desembarcan en Guanica, toman Ponce y Yauco, se suceden los combates de Hormigueros y Mayaguez, toma de Arroyo y Guayama y se produce el final de la guerra al firmarse el armisticio y las condiciones de la paz y el 18 de octubre de 1898 las autoridades militares estadounidenses ocupan la capital y la nueva bandera estrellada sustituye al pabellón rojigualdo.
Pero no se olvidan todos aquellos que sabiéndose frente a un gigante extranjero rugieron como leones, en defensa de la Patria.