Las corridas de toros
son parte de nuestra historia,
nuestra cultura, nuestras tradiciones,
nuestro patrimonio arquitectónico,
nuestra economía…
«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2023
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
(Bibliografía al final del texto)
Acho es la primera
plaza de toros de América
y la tercera más antigua
del mundo…
La primera corrida se celebró el 30 de enero de 1766, en la que se lidiaron 16 toros destinados para diestros de a pie y a caballo. En el cartel de esta corrida inaugural figuraban los espadas “Pizi”, “Maestro de España” y “Gallipavo” y tres diestros peruanos. Y el primer toro que pisó el ruedo de Acho para ser lidiado se llamó “Albañil Blanco”, procedente de la hacienda Gómez, ubicada en la localidad de Cañete en el sur de Lima y lucían la divisa rosa y caña, a ésta primera corrida asistió el Virrey Manuel de Amat y Juniet, y el festejo se realizó aún pendiente del permiso y autorización del Rey de España Carlos III, que un año más tarde se dio por Real Cedula… Como parte de la conquista y colonización de América, los españoles además de imponer a la población nativa su estilo de vida, religión, forma de gobierno, sus costumbres y creencias. También, introdujeron las corridas de toros, que rápidamente tuvo gran aceptación por la mayoría de la población y que, con el pasar de los siglos, se convertiría en parte de la identidad de la sociedad limeña desde tiempos coloniales y hasta la actualidad. En un principio no se contaba con un Coso o Plaza donde se pudiesen realizar los festejos, por lo que se realizaban corridas a diferentes horas y en distintos lugares de la ciudad, lo cual generaba poca seguridad, desorden, intranquilidad… Hasta mediados del siglo XVIII, se promovió la construcción de una Plaza de Toros. Entonces, el hacendado de Cañete Agustín Hipólito de Landaburu y Rivera propuso al virrey Manuel de Amat y Junient construir un local para las lidias de toros. El 28 de junio, por medio de un superior decreto, el virrey aprobó y celebró el contrato con Agustín de Landaburu para la fabricación de una plaza firme.
El contrato fue realizado entre Juan José Belzunce, a quien Landaburu le había otorgado poder el 9 de febrero del mismo año para que lo represente, y el virrey. El sitio escogido fue Acho. Se estipuló que se correrían toros ocho veces al año; además, que la plaza estaría bajo su posesión por 129 años, luego de los cuales pasaría a manos del Gobierno.
La gran afición taurina de Landaburu y el cargo de alcalde de la ciudad, que ocupó en 1766, permitieron que la plaza sea terminada en solo seis meses, sin descuidar ningún detalle en su proceso de lo sólido y firme de su construcción. El proyecto fue encargado al arquitecto Cristóbal de Vargas, uno de los de mayor prestigio en Lima, Perú. El Monumental Coso estaba a la altura de las que se habían construido en Pamplona en 1764 y en Madrid en
1754, fue la primera plaza de toros de América y la tercera más antigua del mundo; la sevillana de la Maestranza comenzó su construcción con anterioridad en 1749, pero se inauguró con posterioridad a la limeña. La plaza de Acho fue fundada el 30 de enero de 1766, pero en 1945 fue remodelada por el ingeniero Francisco Graña Garland, ampliándose su capacidad a 13,000 espectadores, lo lograron al reducir las dimensiones de su ruedo, que dejó de ser desde entonces el de mayor tamaño del mundo. El cartel de aquella primera corrida estaba compuesto por Pisi, Gallipavo y Maestro de España y 3 diestros peruanos, que fueron los primeros de una larga lista de figuras mundiales que pasaron por su ruedo, como Juan Belmonte y “Gallito” durante la temporada de 1919-1920 compareció hasta en nueve ocasiones en la plaza capitalina, llegando incluso a pasaportar seis toros en solitario la última de las tardes en la que hizo el paseíllo en Acho. Manuel Rodríguez “Manolete”, Antonio Ordóñez, Manuel Benítez “El Cordobés”, Francisco Rivera “Paquirri”, Julián López “El Juli” y Enrique Ponce y actualmente su máximo triunfador que es Roca Rey.
Desde 1946 se celebra la feria del Señor de los Milagros, la primera corrida de la Feria se celebró el 12 de octubre de 1946 las distinciones que otorga la feria una vez culminada, al matador y a la ganadería, respectivamente, de mejor actuación en la feria. En aquella tarde inaugural, de la Feria a las 3:30 de la tarde, encabezaron el paseíllo tres jinetes, vestidos: uno de chalán peruano, otro con el traje de campero andaluz, y el tercero de charro mexicano, representando a los tres países más taurinos del mundo y detrás de ellos las cuadrillas encabezadas por el matador español Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete», el mexicano Luis Procuna y el peruano Alejandro Montani «El Sol del Perú», quienes hicieron el paseíllo entre grandes aplausos y lidiaron toros mexicanos de «La Punta». Esa tarde la plaza registró un lleno de bandera y asistió el entonces Presidente de la República, don José Luis Bustamante y Rivero. En 1947, una vez establecida oficialmente la temporada de corridas entre octubre y noviembre, es que se crea como premio el «Escapulario de Oro del Señor de los Milagros». En 1969 se crea la «Divisa de Oro», para premiar al mejor toro de la feria. En 1970 queda establecido como «Escapulario de Plata», entregado al ganadero propietario del mejor toro lidiado en la feria. El Escapulario, tanto el de oro como el de plata, es una imagen tallada en alto y bajo relieve en oro de la limeña advocación del Señor de los Milagros. Este premio es otorgado por la Municipalidad del Rimac, distrito donde se ubica la Plaza de Toros de Acho y es el único premio oficial de la Feria.
El coso limeño se consagró con el tiempo como la más importante de las 56 plazas de toros que existen en Perú, un país con una larga tradición taurina en la que se celebran alrededor de 600 festejos taurinos al año, especialmente en la costa y en los Andes.
Acho experimentó una remodelación en 1945 que amplió su aforo de los 7,000 hasta los 13,000 espectadores que alberga en la actualidad, fue declarada monumento histórico nacional en 1972 y patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco en 1991 por formar parte del casco histórico de la capital peruana. «Haacho» es una palabra quechua que significa desde donde se ve el mar y según el historiador y conocedor de la tauromaquia peruana, don José Emilio Calmell, el nombre de Acho le fue atribuido al ruedo limeño debido a que este término significa «monte alto y escarpado en las inmediaciones de la costa, desde el cual se descubre bien el mar».
Ubicada la Plaza de toros a los pies del cerro San Cristóbal, Apu “Señor” tutelar de Lima para sus culturas prehispánicas, Acho debe su nombre por estar originalmente en el “hacho”, un lugar elevado desde donde se vislumbraba el puerto del Callao, algo imposible en la actualidad por los edificios que la rodean.
Situada en la ribera derecha del río Rímac, Acho persiste en medio de la degradación del barrio colonial del mismo nombre, marginado del circuito turístico que transcurre a pocos metros en el otro lado del río, donde está la catedral y el Palacio de Gobierno. En la actualidad Acho solo abre sus puertas para celebrar la tradicional feria del Señor de Milagros, que se realiza en los cuatro domingos del mes de noviembre…
La plaza de toros de Acho, es parte
del Patrimonio Histórico mundial
que son un conjunto de bienes materiales
e inmateriales relacionados
con la actividad del hombre a lo largo
de la historia, los cuales disponen
de significados para los ciudadanos
en el presente, lo que exige su protección…
Viva por siempre
la Tauromaquia…