José Manuel Lestón. suiteinformación.- Ojalá que haya candidatos que nos garanticen la certidumbre de la transparencia y de la honradez. Nos encontramos ante una Europa desnortada, que sucumbe a la agenda globalista, desintegradora tanto del sector primario como del más mínimo soberanismo preestablecido que ha de coexistir y prevalecer en la Unión Europea. Estamos perdiendo nuestra identidad en todos los ámbitos posibles por un puro y calculado practicismo político. Bien es verdad que alguna que otra propuesta electoral puede resultar disruptiva en esa Europa que hoy ya ni reconocemos por su mala deriva, y que se hace/presenta necesaria para que los países de la unión europea recuperen el punch del sector agro-ganadero y tecnológico que cedemos de forma imbécil tanto a Marruecos como al gigante chino respectivamente. Así estamos condenando nuestra propia subsistencia alimentaria, haciéndonos dependientes de otros. Atrás debe quedar el bipartidismo imperante, autoprotector de sus propios intereses acomodaticios. El buenismo nos lleva al abismo de la insignificancia, por culpa de una transacción mercantil por la cual nos compraron a los europeos nuestra deuda pública a cambio de nuestra sumisión a sus intereses. Así es como en el foro de Davos finalmente confluyeron como socios lo nunca visto: un capitalismo elitista y masónico junto al comunismo, ambos camuflados bajo un radical medioambientalismo climático tremendamente exacerbado, y extremadamente enraizado en la “sostenibilidad del interés pecuniario” de ambos bloques de poder. Ahora se ve con nostalgia la era del binomio Ronal Reagan-Margaret Thatcher, dueto que consiguió contener el socialcomunismo que ahora en el mundo campa a sus anchas. Ellos junto al papa polaco (Juán Pablo II), que sufrió y conoció bien el comunismo, fueron aquel necesario muro de contención mientras la Europa del Este (la del otro muro: el de Berlín) se desmembraba y se occidentalizaba. Ahora Putin pretende volver a las fronteras de la guerra fría por la vía efectiva de la invasión pura y dura, si no lo remediamos.
Por otro lado, una cosa son los cambios meteorológicos y otra muy distinta es el cambio climático. Los primeros, no siendo un experto en la materia, simplemente aplicando el sentido común, son fluctuantes, caóticos, irregulares en el tiempo, y por todo ello más inmediatos, mientras que el cambio climático se produce más a muy largo plazo. Además no se pueden hacer afirmaciones categóricas cuando no disponemos más que de mediciones del clima recientes, que nos hacen imposibles valoraciones evolutivas a lo largo de milenios, incluso millones de años. Bien es verdad que el ser humano puede causar la degradación del medioambiente. Pero un cambio climático sólo podría darse si cambiase el eje de rotación y la inclinación de nuestro querido planeta Tierra. Y este cambio de momento, que se sepa, no es posible por la acción de la especie humana. Sin embargo, sí hubo cierto cambio climático en las eras glaciares, al igual que este mismo pudo producirse también por el impacto de asteroides en otros planetas. Las cosas hay que verlas con cierta perspectiva. Incluso en su día desaparecieron los dinosaurios. Y los recursos fósiles no podían ser extraídos del subsuelo, pues en aquella época las capacidades humanas y tecnológicas no podían aplicarse como en la era de la revolución industrial. Ni por asomo en aquella época se podía llegar a la actual contaminación. Ahora entendemos que no puede existir la inmediatez de un cambio climático como el que nos quieren presentar a base del miedo que nos pretenden inocular. Y si a todo esto le añadimos, por lo que respecta a España, que el bipartidismo imperante y la mayor parte de los medios de comunicación (incluyendo también los de centroderecha) son también globalistas y responden a los intereses de aquellos que los manejan como marionetas… el horizonte es desolador.
¿Acaso los planetas con vida, al igual que los seres vivos, no pueden estar determinados por un ciclo vital como aquellos, de principio a fin?. ¿Acaso no puede haber vida en otros planetas?. ¿Acaso no pueden haber existido planetas con vida que en algún momento de los tiempos quedaron finiquitados por su propio ciclo vital?. Por otro lado, ¿acaso no ha habido impacto de asteroides en otros planetas que bien pudieron acabar con la vida existente en los mismos?.
Quedan muchas incógnitas por despejar desde la Ciencia (con mayúsculas), no desde la ideología (con minúscula).
No nos aventuremos en cierto determinismo ideológico que pretende controlar nuestras libertades, pero también nuestros recursos naturales, imponiéndonos su perversa agenda 20/30, mientras reduce nuestra productividad y también nuestro pleno empleo. Atended a la subida de precios, a la carestía de la vida, pero también al descenso calculado de la natalidad, por ir en contra de la familia. Esto se traduce en menos cotizantes y por ende en la quiebra de nuestro Sistema de Pensiones, alargando para tapar sus vergüenzas progresivamente la edad de jubilación para finalmente cobrar menos por trabajar más, mientras se fomenta la inmigración masiva y la inseguridad en nuestras calles con la paguita correspondiente a culturas improductivas (y extractivas) que no quieren adaptarse, subvirtiendo así los valores propios y democráticos de la cultura occidental. Todo ello sazonado con el igualitarismo progre, que nada tiene que ver con la igualdad de oportunidades. Es el oportunismo y la demagogia de los inútiles de siempre, pero bajo el disfraz de un supuesto pacto verde, inoperante por la pura realidad circundante.
Piensa bien lo que votas y actúa en consecuencia.
Posdata: las autoridades sanitarias (democráticas) advierten que el “globalismo woke” perjudica seriamente la salud (libertaria) de nuestras naciones.