Manuel Recio Abad. suiteinformación.- No voy a referirme a nada concerniente a lo taurino. Ya sabemos el significado de poner o llevar cuernos. Cuentan que un señor que sabía a ciencia cierta que su mujer le engañaba desde hacía meses con un joven mozo, al que se entregaba como buena y experta amante, pidió hora a su médico de cabecera para pasar consulta. Llegado el día y la hora de la consabida cita previa, el cachudo explicó al galeno el motivo de su visita y el problema que le acuciaba. -“Mire usted doctor, sé con toda seguridad que mi mujer me engaña con otro desde hace tiempo y vengo a verle porque no me terminan de salir cuernos”. Ante esta asombrosa afirmación el médico, aguantando la carcajada le expuso: -“ Hombre de Dios, eso de los cuernos es una ordinariez que se dice vulgarmente, pero de ninguna manera a quien sufre una infidelidad le salen cuernos!!!”. Ante esta rotunda y científica opinión médica el paciente contestó: -“ Que peso me quita usted de encima doctor…. creía que tenía falta de calcio”.
Europa no adolece de nada y menos de calcio, o al menos eso nos hacen creer cuando reparten euros a manos llenas a los países miembros para que sus dirigentes, haciendo de sus capas sayos, los destinen sin control, a aquellos fines que les faciliten mantenerse en el poder, repartiéndolos entre millones de estómagos agradecidos incapaces de entender el mal que esa forma de alimentar sus cuentas, harán a sus hijos y nietos el día de mañana.
Todo por la pasta, decía la ministra Pilar Alegría, portavoz del gobierno al referirse a VOX y al grupo Patriots. Veía en ese momento la mota en el ojo de Abascal pero no la viga en el del despilfarrador Sánchez. Como siempre barriendo para casa.
Europa es un reparto de poder y de fondos con nombres pintorescos. Las ideologías políticas no tienen en este momento cabida en la Union Europea. No estamos ante posiciones ideológicas enfrentadas, sino ante modelos económicos, culturales y estratégicos encontrados. Los que defienden a estados obesos incapaces de dar soluciones, controlándolo todo y arruinando a sus respectivos países con una deuda insoportable, frente a quienes defienden modelos privados de generación de riqueza, empleo y desarrollo, iniciativa y empresa privadas, capaces de minimizar los gastos públicos y asegurar a los ciudadanos europeos una vida en libertad.
Dos modelos básicos, el primero tradicional, trufado de los restos ideológicos de una socialdemocracia que agoniza, cociéndose en su propia salsa. El otro es el que grita basta ya, que no nos cuenten más historias para justificar políticas que sólo benefician a los dirigentes del cotarro, incapaces de dar soluciones concretas a problemas concretos, que nos han llevado a la ruina, al paro y al enfrentamiento social.
La agenda 2030 está siendo no sólo contestada, sino que además será batida. Ya era hora. El intento de controlar la libertad de expresión ha sufrido su particular toma de la Bastilla. Controlar los contenidos en las redes, servidos en bandeja al público en general con sus blondas de Inteligencia Artificial, es imposible. Tan imposible como les resulta controlar esa inmigración ilegal de puertas abiertas, que permite hacer negocio a las mafias y a alguna que otra ONG y que pone en serio peligro la seguridad interior y que provoca un gasto inasumible. Inmigrantes si, pero controlados y a trabajar.
Los dirigentes de la UE deberían mostrarse más tolerantes ante el esfuerzo negociador de los equipos de EEUU y Rusia tendentes a poner fin a una guerra. Lo verdaderamente importante es alcanzar la paz y para ello a todos les toca ceder, ser protagonistas o ausentes convidados de piedra, dejando los ataques de cuernos de los burócratas europeos para un momento más propicio.