Redacción. Francisco Aymerich.- Iniciamos por fin el 2023, año de grandes emociones que, por un lado, debería ser el primero, después de tres, toda una vida, sin pandemia, aunque no sabemos si los chinos volverán a convertir en estrellas al Doctor Carballo y al resto de los “ólogos” que invadieron nuestras vidas durante esos larguísimos meses en los que nadie acertó ni una. Pero, por otro, la parte más emocionante de este nuevo curso van a ser las elecciones generales, que esta vez se convierten en un tie-break, o muerte súbita, ya que no hay “más tu tía” que ganar o morir, dicho en sentido figurado pero sin quitarle dramatismo a la expresión. Es muy importante que los contendientes entiendan eso, que aquí lo único que importa es ganar/gobernar, ya que el “jogo bonito” no sirve para nada si no se gana. Y en esta reflexión el que más me preocupa es Feijoo ya que solamente le vale la victoria, pues otra cosa sería un absoluto desastre, y más que para él, que lo sería y muy grande, para los muchos españoles que pensamos que otra legislatura de gobierno “frankestein” nos llevaría a un modelo de país absolutamente disparatado.
Ahora, y ya empieza a urgir, la cuestión es ¿cómo va el partido?, y la respuesta es muy variada dependiendo de si la contesta Tezanos, Gamarra o Rappel. Pero lo que sí parece claro es que entramos en la hora de la verdad y qué si no queremos llegar a los fatídicos penaltis, donde los de Génova no son muy duchos, Feijoo tiene que empezar a olvidarse del tiki-taka Luis Enriquiniano y entrar al área con decisión, porque el equipo sanchista va a embarrar el campo de tal manera que si no juega con profundidad, y deja de pasársela siempre al portero o en horizontal, las patadas que van a dar los del banco azul van a impedir que se llegue a la portería de la verdad.
Y ¿Cuál sería la táctica para jugar con esa profundidad tan distinta a la que sufrimos en Qatar?, si fuera fácil la haría cualquiera, pero, aun con riesgo de equivocarme, me atrevo a dar la mía. En mi opinión, la clave está en hacer llegar a la gente la diferencia del modelo de país, y de la consecuente forma de vivir y convivir, que implantarán los contendientes si ganan, que no siempre tendrá mucho que ver con lo que ahora prediquen. En esa línea yo creo que llevar el debate a temas como si el CGPJ o si el TC hace no sé qué, o deja de hacerlo, es algo que por muy relevante que sea, no conquista a la gente, y solo sirve para que el equipo que se defiende pierda tiempo, enrede el partido y despiste a los auténticos jueces, los ciudadanos, que en una gran mayoría no distinguimos si el Tribunal Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial son “carne o pescado”.
Y, ¿Qué es lo que si distingue la gente si se le expone nítidamente?, pues, en mi opinión, son las asignaturas básicas. La economía, ¿es de mercado o intervenida?, la Unidad de España, ¿es cuestionable o incuestionable?, ¿la reconciliación de los españoles, o la confrontación?, los símbolos del estado, bandera, himno…, ¿nos enorgullecen o nos avergüenzan?, la historia, ¿la contamos de verdad, o la manipulamos?, el terrorismo, ¿lo combatimos, o lo aplaudimos?…Seguro que a todos nos surgen otros asuntos también trascendentes para nuestra manera de vivir y convivir, pero los mencionados son algunos de los puntos clave que habría que explicar claramente a los ciudadanos sobre cómo cada opción se posiciona ante ellos y las consecuencias que nos acarreará la contraria.
Como resumen de esta reflexión, solo dos cosas, a Feijoo, que ya ha pasado el tiempo del tiki-taka y de los pases hacia atrás y hay que, desde yá, plantear contundentemente, pero en idioma sencillo y para que todo el mundo lo entienda, en que se diferencia la alternativa del cambio con la de los actuales gobernantes en los temas de fondo, y evitar las trampas y patadas que la coalición socio-comunista-separatista—- va a dar sin parar de aquí a la fecha electoral, y a nosotros, a la Sociedad Civil, que reclamemos árbitros imparciales y que se cumpla el reglamento.
Gracias por la atención