- «Me entero del beso en el avión, pero yo no era consciente de la repercusión», ha declarado como testigo de la causa
- El expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, está acusado de agresión sexual y coacciones a Jennifer Hermoso
El juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales por el beso no consentido a Jennifer Hermoso ha continuado este martes con la declaración de cinco testigos, entre ellos el entrenador de la Selección masculina, Luis de la Fuente, que se ha desmarcado de cualquier presunta presión por parte de la institución para que la futbolista participara en un comunicado que restara importancia al gesto. «Me entero del beso en el avión, pero yo no era consciente de la repercusión», ha afirmado el técnico del combinado masculino.
La jornada de este martes se ha centrado exclusivamente en las gestiones promovidas desde el departamento de Comunicación y en el informe del comité de Integridad de la RFEF, que se cerró sin ninguna medida para Rubiales. En la declaración de De la Fuente, una de las más esperadas por su relevancia mediática, el entrenador ha explicado que estuvo presente en la final del Mundial, pero no tuvo constancia del beso de Rubiales a Hermoso durante la entrega de medallas hasta que estuvo a bordo del avión de regreso a España y que desconoce si los directivos de la RFEF hablaron durante el viaje sobre cómo abordar la crisis.
Según ha relatado De la Fuente, iba a bordo en la clase business junto a «mucha gente más», como las propias jugadoras, los directivos y varios políticos, y estuvo centrado en descansar porque llevaba «casi 36 horas sin dormir», por lo que no escuchó ninguna conversación relativa a la polémica que se estaba produciendo ni a un posible comunicado conjunto del presidente y la futbolista. «Conmigo ni se habló ni consultaron», ha afirmado tajante.
Niega haber participado en la reunión con la responsable de prensa
También estuvo presente durante «cuatro o cinco horas» en la sede de la Federación el día que citaron a la responsable de prensa de la Selección femenina, Patricia Pérez, para que aportase su testimonio al informe de Integridad, pero ha explicado que él no participó en la reunión, puesto que se encontraba en un despacho contiguo.
El entrenador ha defendido que solo trató con Rubiales «cuando me podía atender» la convocatoria del equipo masculino y otros asuntos logísticos, como los viajes y las instalaciones que se iban a necesitar próximamente. «Yo estaba en un compartimento aparte con mi trabajo; aprovechaba esos momentos sin gente para atender mi ordenador y atender a mis llamadas», ha insistido. Así, aunque ha admitido que vio a Pérez, ha negado saber si en la otra reunión se produjeron las presuntas presiones que la responsable de prensa denuncia.
Según Pérez, ella entró a un despacho y encontró a ocho personas. Allí, el expresidente de la RFEF la habría instado a que añadiera en su testimonio para el informe interno «frases como que Hermoso le alzó a él y le dio dos cachetadas en el costado». Preguntado al respecto, De la Fuente ha vuelto a señalar que la vio, pero él no coincidió «en el mismo espacio» que ella, por lo que no podía saber qué estaba pasando. «Pero ella tampoco sabe lo que yo estaba haciendo», ha añadido.
En este punto, la teniente fiscal Marta Durántez le ha recordado que otros testigos le han situado en el mismo despacho y no en otro anexo. «Seguramente si salí fue camino del servicio y es verdad que comimos. Al mediodía sí se comieron unos bocadillos», ha puntualizado De la Fuente, que ha afirmado que el almuerzo se tomó en el despacho principal.
Durántez, sin embargo, ha recalcado que su declaración contradice a la de los testigos. «Señora fiscal, la gente dice lo que dice; él dice lo que dice», ha interrumpido el juez José Manuel Fernández-Prieto, quien, ante la advertencia de la fiscal de que podría haber un falso testimonio, le ha reprendido: «Lo que no se puede pretender es que en el juicio le pongamos un foco al testigo para que diga lo que quiere». «Queréllese contra el testigo, pero continuemos el juicio», ha zanjado.
El exdirector de Comunicación califica a Hermoso de «bastante manipulable»
Uno de los momentos más tensos de esta segunda sesión del juicio ha llegado con el testimonio del entonces responsable de Comunicación, Pablo García Cuervo, que ha reconocido que escribió el comunicado que publicó la RFEF en nombre de Hermoso en agosto y que se lo enseñó ya redactado al bajar del autobús. Lo hizo basándose en las declaraciones que dio la futbolista en una entrevista en la COPE. «Es decir, yo transcribí lo que dijo», ha apuntado Cuervo, que ha afirmado que la jugadora realizó las mismas a la emisora «voluntariamente y sin ningún tipo de coacciones».
Cuervo ha insistido en que la nota, que no fue una orden de Rubiales, no se publicó hasta que recibió el consentimiento de Hermoso, aunque ha dado una versión ligeramente diferente a las de la futbolista y la responsable de prensa. Mientras ellas afirman que Hermoso dijo «haced lo que queráis» en una actitud de «hartazgo», el exdirector de Comunicación asegura que sus palabras fueron «vale, okay, pero con este tema no voy a hacer nada más».
A preguntas de las acusaciones, el entonces directivo ha afirmado que después de eso no habló más con Hermoso porque no se «fiaba» de ella, ya que la considera «una persona bastante influenciable y manipulable y puede cambiar de versión». Así, le ha acusado de «contradecirse» en su testimonio, lo que le ha valido los reproches del juez instructor, que le ha instado a «dejar aparte» las declaraciones de la denunciante.
A continuación, la abogada de la AFE, María José López, le ha preguntado por el proceso que se llevó a cabo para publicar la nota de prensa, a lo que Cuervo le ha respondido que «eso usted debería saberlo si se ha preparado el juicio». «Mi paciencia está llegando a un límite. Basta ya. Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería«, le ha llamado al orden el magistrado.
El exdirector de Comunicación, por otro lado, ha lamentado que las jugadoras de la Selección femenina pidiesen su «cabeza y la de otros compañeros» sin argumentar las razones. «No había motivos. De hecho, a día de hoy, todavía estoy intentando que alguien me dé alguna explicación», ha criticado.
El informe de Integridad
El primero en declarar este martes ha sido el exresponsable de Integridad, Miguel García Caba, encargado de realizar el informe interno sobre los hechos y que, según él, habría motivado su despido de la Federación. En su comparecencia, ha explicado que su superior le urgió a hacerlo y que tuvo que elaborarlo «en tarde y media», por lo que intentó recabar los testimonios y los análisis de los peritos que encontró en internet lo antes posible. Al mismo tiempo, ha reconocido que no contó con la versión de Hermoso, con quien contactó a través del exjefe de marketing de la RFEF Rubén Rivera, ya que ella tenía el móvil «apagado o fuera de cobertura».
«Ella me dijo que no, que lo hablara con sus agentes. Si llego a tener el testimonio de la señora Hermoso, el informe sería distinto. Respeto su derecho a no declarar«, ha contado. Sí que estuvo incluido el de Patricia Pérez, a la que el ‘número dos’ de Caba, Enrique Yunta, tuvo que contactar para hacerle llegar el formulario para el informe.
Según ha declarado Yunta, que también ha sido citado al juicio, el día de la reunión en la Federación tuvo que leer en voz alta las respuestas de Pérez. «Al tiempo que leía, pues alguna vez el presidente (Rubiales) interpelaba. Ella le decía que eso no podía ser así porque ella estaba en otro punto del estadio, con lo cual no podía detallar con precisión ese momento», ha relatado el testigo, que sí que ha situado a De la Fuente en el encuentro. En un momento dado, Patricia Pérez cogió su ordenador «y cambió pertinentemente lo que quiso».
Las acusaciones han cuestionado durante la sesión las conclusiones del informe, especialmente cuando García Caba ha señalado que era provisional para que cualquiera pudiera modificar o matizar sus declaraciones. Ante esto, el exresponsable de Integridad ha recalcado que su despido podría deberse a que «probablemente no debió de gustar en algún lugar», algo que es «público y notorio».
«Probablemente, lo que contenía el informe a lo mejor en ese momento no era lo políticamente adecuado o lo jurídicamente correcto», ha apuntado el directivo, que además se ha defendido recordando que no era su competencia adoptar medidas sancionadoras ni ningún «tipo de consecuencias». Era «simplemente un informe interno a efectos internos de la Federación para determinar» los siguientes pasos a seguir.
Por su parte, Javier López Vallejo, el psicólogo que acompañó a la delegación femenina en el Mundial, ha explicado que le leyeron el informe en el despacho de Rubiales y que lo consideró coherente «con lo que había vivido», aunque también añadió o especificó ciertas cosas. Su conclusión, tras hablar también con la jugadora, fue que ese beso, aunque poco edificante, era compatible con un acto de amistad y de efusividad por haber ganado un Mundial. Además, ha dicho que no era su competencia activar el protocolo de acoso, pues su papel era de salvaguarda y su formación no era frente al acoso sexual, sino ante situaciones de bullying