«Cariño, ¿puedes cogernos un décimo en Doña Manolita?«, me pidió mi padre cuando lo llamé hace un par de semanas. Desde que tengo memoria, mis padres siempre han comprado lotería cada Navidad, ya que como ellos dicen, «nunca se sabe».
Por lo que una tarde de diciembre, ahí me dirigí, al centro de Madrid: la calle del Carmen, número 22, preparada para horas de espera, una cola interminable y frío, mucho frío. Conforme me iba acercando, podía vislumbrar una línea interminable de personas ―perfectamente ordenada― que desaparecía por la esquina y subía y subía por la calle de Mesonero Romanos.
«Espero comprar un décimo antes de que cierren», fue mi primer pensamiento cuando llegué al final de la fila. Cada vez que iba avanzando ―más rápido de lo que yo pensaba― me fijaba en las personas con las que compartía misión: conseguir la lotería de Navidad en una de las administraciones más famosas y afortunadas de España.
En la cola había familias y grupos de amigos de todas las edades. Todos ilusionados por coger lotería de Doña Manolita y con la esperanza de que les toque el premio gordo. Es curioso ver cómo la lotería es una tradición intergeneracional y que no importa cuántos avances sociales, tecnológicos y cambios culturales haya, que esta costumbre seguirá viva.
Tras una hora en la fila, cada vez veía mi meta más cerca. Cuando llegué a la entrada de la administración, me di cuenta de que había una placa de metal ―un dibujo de Doña Manolita― en el suelo, en la que cada persona que salía con su décimo se agachaba y lo frotaba sobre ella. «Da suerte», escuché decir a alguien.
Por fin fue mi turno. Entre todas las terminaciones y números me decanté por el décimo de la casa. Lo compré y, al salir, me agaché y froté el décimo contra la placa de Doña Manolita. «Da suerte», pensé. La misma suerte que la Virgen del Pilar le dio a la lotera en sus viajes a la capital de Aragón en 1926.
Doña Manolita: 120 años de suerte e ilusión
La administración Doña Manolita tiene más de 115 años, pero no fue hasta 1926 que empezó a repartir suerte cada Navidad. Ese mismo año dio su primer gran premio porque, como explicó su fundadora en una entrevista en la revista de la época, Crónica, fue a Zaragoza a «ver a la Pilarica» y le dio suerte.
Manuela de Pablo, su nombre real, viajó en cuatro ocasiones a la capital aragonesa y en todos ellos fue a ver a la Virgen del Pilar «con su manto rojo», que según relató ella, es «signo infalible de fortuna». Pidió unos números que se le ocurrieron «sin saber por qué», los vendió en su casa en Madrid y «el premio gordo de Navidad fue conmigo aquel año, siendo este el comienzo de mi fama como lotera«, explicaba en el diario.
Doña Manolita nació en 1879 y con 25 años fundó su administración en 1904 en la calle de San Bernardo, en Madrid. Tras varios años, en 1931 se trasladó a la Puerta del Sol, después se mudó a la Gran Vía y desde 2011 la podemos encontrar en la calle del Carmen, el número 22.
Durante la Guerra Civil española esta administración resistió a los bombardeos de 1937. Sin embargo, los proyectiles destruyeron los escaparates y ese mismo año Doña Manolita perdió el 95% de sus clientes.
A pesar de los momentos difíciles y de las habladurías sobre ella, Manuela poco a poco se convirtió en una buena empresaria que estuvo al pie del cañón hasta 1951, cuando falleció, con 72 años. En aquel momento, el local estaba en la Puerta del Sol y pasó a su hermana Carmen, ya que Doña Manolita no tuvo hijos. En la actualidad, la gerente de la administración en la calle del Carmen —en pleno centro de la capital— es Concha Corona.
2019, el año de mayor alegría
Esta administración ha repartido muchos premios de la Lotería de Navidad y también de otros sorteos. Por ejemplo, en 2007 dio El Gordo; en 2008 parte de un quinto; en 2009 parte de El Gordo y de un quinto; en 2013 parte de un tercero y dos quintos, y en 2019 hizo pleno: repartió El Gordo, segundo, tercer, cuarto y quinto premio de la Lotería de Navidad y el Sorteo Extraordinario de El Niño.
Durante la pandemia del COVID-19, Doña Manolita perdió a muchos clientes, por lo que notaron una bajada de beneficios. A pesar de ello, en dos años se recuperaron, puesto que en 2022 esta administración ganó 918.620 euros, lo que supuso un 39,5% más que en 2021, según los datos de las cuentas anuales de ese año.
Sin embargo, el número total de décimos vendidos no es público, ya que la actual gerente sigue con la tradición de Manuela de no decir cuántos décimos venden, porque como expresaba la lotera, «da mala suerte» decirlo.
Por el reparto de tantos premios, Doña Manolita a lo largo de los años se ha convertido en una de las administraciones de lotería más famosa de España y a la que acuden personas de todo el país buscando que la suerte caiga en su bolsillo.