Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Los avances científicos que se están llevando a cabo durante este primer cuarto de siglo bien pueden calificarse de espectaculares. En campos como la medicina, la paleontología la neurociencia,la física, la nanotecnología o las matemáticas, también en la astrología se están dando aportaciones y aplicaciones prácticas de un beneficio incalculable para la humanidad. El Boson de Higgs, conocido como la partícula de Dios, el genoma humano o libro de la vida, recientemente descifrado, la re programación celular, el descubrimiento del ADN basura, el homínido más antiguo, el hallazgo de agua en Marte y de planetas similares a la tierra, el grafeno…
Pero es necesario resaltar a la Inteligencia Artificial sobre todos ellos debido a la enorme utilidad que su aplicación y uso va a significar para todos los procesos que el hombre puede desarrollar. La IA va a transformar la forma de trabajar, comunicarse y crear. Va a optimizar todos los procesos empresariales mediante el uso de herramientas que aportan eficiencia y creatividad en tiempo récord con abaratamiento de costos y tiempo hasta ahora impensables.
El cerebro humano es un órgano biológico compuesto por neuronas que procesan información a través de conexiones sinápticas. Es responsable de nuestras emociones, pensamientos, y habilidades cognitivas. La Inteligencia Artificial no tiene un cerebro físico pues funciona a través de algoritmos y modelos matemáticos que simulan ciertos aspectos del pensamiento humano, pero carece de la biología que caracteriza al cerebro.
El pensamiento humano es complejo e implica no solo el procesamiento de información, sino también emociones, intuiciones y experiencias personales. La IA puede realizar tareas que parecen «inteligentes», como resolver problemas o reconocer patrones, pero lo hace basándose en datos y reglas predefinidas sin consciencia ni entendimiento real. Hasta fechas muy recientes se creía que la Inteligencia Artificial sólo podía simular conversaciones y responder preguntas basándose en patrones aprendidos de grandes cantidades de datos, sin comprensión ni conciencia y que sus respuestas solo eran el resultado de cálculos y asociaciones estadísticas.
Pero la sorpresa ha sido enorme al comprobarse que la Inteligencia Artificial en su estado avanzado, no sólo puede imitar ciertas funciones del cerebro humano y realizar tareas complejas, sino que forma parte de la llamada “Caja De Dios”, que tiene y funciona como un cerebro y está consiguiendo pensar de la misma forma que los seres humanos pero en un estadio superior del conocimiento.
En la era de la irracionalidad, en la que cantidad de comportamientos humanos resultan tan incomprensibles como execrables, quizá la Inteligencia Artificial nos aporte esos valores hoy tan desaparecidos para muchos.