Manuel Recio Abad. suiteinformación.- El término «nueva clase obrero-burguesa» se refiere a un concepto que ha sido utilizado para describir a un grupo social emergente que combina características de la clase obrera y de la burguesía. Un cóctel seco a base de clase media y baja. Este concepto ha sido discutido por sociólogos y economistas, especialmente en relación con los cambios en las estructuras laborales y las dinámicas de clase en el mundo contemporáneo unido a la descatalogacion de la clase media que en España nació en los años sesenta del pasado siglo y que setenta y cinco años después, camina con paso firme hacia su definitiva extinción.
Parece ser que la Agenda 20-30 tiene como finalidad reducir las clases sociales a sólo dos: la alta económica, dominante y la baja empobrecida, mileurista e incapaz de vivir por sus propios medios, dependiente al máximo de las ayudas y dádivas del estado. Una auténtica tragedia contraria al principio de igualdad de oportunidades, un freno a la iniciativa privada y a la libre creación de empresas.
¿Cuáles son las características de de la nueva clase obrero-burguesa?
En primer lugar se da una situación de mera transición al incluir a trabajadores que, aunque provienen de la clase obrera, creen haber logrado acceder a ciertos niveles de prosperidad económica, posiblemente gracias a la educación, la especialización laboral o el emprendimiento.
Esta nueva clase adopta estilos de vida que son típicos de la burguesía, incluyendo mayores consumos culturales, accediendo a bienes y servicios que antes no estaban al alcance de la clase trabajadora. Una cantidad importante de ciudadanos pertenecientes a esta nueva clase tienen mayor facilidad de acceso a educación superior o formación técnica que les permite mejorar su situación laboral.
Puede haber una mezcla de identidades; algunos pueden sentir afinidad con valores y luchas tradicionales de la clase obrera, mientras que otros pueden adoptar una mentalidad más empresarial o capitalista. Pero el nivel de dificultad, escasez de medios economico-financieros y umbrales de pobreza incluso, son compartidos.
La nueva clase obrero-burguesa también puede afrontar cambios en el mercado laboral, como es el trabajo autónomo, tremendo error porque en España se puede ser feliz o autónomo. El trabajo en plataformas digitales y la precarización del empleo, donde algunos logran ascender económicamente mientras otros permanecen en pésimas condiciones laborales.
Actualmente, más de 19.300.000 españoles dependen cada mes de lo que reciben del Estado, ya sea a través de pensiones, sueldos públicos o prestaciones. Esta cifra supera el número de personas ocupadas en el sector privado, que se sitúa en alrededor de 17.690.000 . Entre pensiones contributivas y no el Estado gasta más de 10.000 millones de euros mensuales.
El gasto en sueldos del Estado español ha experimentado un notable aumento en los últimos años. En 2024, se estima que el gasto total en salarios públicos alcanzará aproximadamente los 30.000 millones de euros mensuales. Este incremento se debe a varios factores, incluyendo aumentos salariales y la incorporación de nuevos empleados públicos.
Desde la llegada del gobierno actual, el gasto en nóminas ha crecido un 27% en comparación con años anteriores. Un despropósito en un país endeudado hasta las cejas.
El socialcomunismo apuntalado por separatistas irresponsables y con un imperatoris al frente del gobierno, cada día más parecido a Calígula, nos lleva a una situación que cuanto antes termine mejor para todos.