Manuel Recio Abad. suiteinformación.- Cada día se fabrican más de 230.000 vehículos en todo el mundo. Aproximadamente 85 millones de automóviles de todo tipo al año. La cifra asusta por sí sola. En España se matriculan alrededor de 3.425 vehículos nuevos al día. El parque de coches que circulan en España rebasa los 25 millones de unidades. Aunque creamos que las carreteras se alargan, los aparcamientos se ensanchan y las calles se procrean, eso no es así. Los espacios por los que circulamos son prácticamente los mismos año tras año. Las autopistas y autovías están colapsadas. Conducir en los cascos urbanos es un acto tedioso.
Casi ninguno o muy pocos conductores respetan los límites de velocidad. Los 120 Kms/hora son ampliamente sobrepasados, sin tener en cuenta que a partir de esa velocidad, San Cristóbal, patrono protector de los conductores, se apea en marcha, protegiendo desde un lugar distante, en la medida de lo posible, a conductor y acompañantes que permanecen dentro del vehículo, convertido en carne de cañón. Broma aparte, ni el estado actual de los firmes, con un mantenimiento pésimo, ni el actual volumen de tráfico aconsejan conducir a esas velocidades inadecuadas.
Conducir bajo los efectos del alcohol o drogas se está convirtiendo en algo tan asiduo como deleznable. Hacerlo bajo sus efectos reduce la capacidad de coordinación, el tiempo de reacción y la toma de decisiones. La cocaina y las anfetaminas convierten al conductor en un ser agresivo e imprudente.
Quien no ha sufrido el azote cruel de las consecuencias de un accidente de tráfico en su círculo más próximo? 1.145 personas fallecieron en siniestros de tráfico en carretera durante 2023. Todos hemos padecido de una manera u otra esta lacra que parecer ser inevitable en la sociedad actual.
Para los más jóvenes conducir despacio resulta aburrido. Las prisas por llegar, no permitir que nadie les anteceda, distracciones mientras se conduce, etc ocasiona demasiadas pérdidas de vidas humanas y lesiones medulares irreversibles cada año.
Conducir despacio supone un auténtico placer. Es seguro y supone un extraordinario ahorro para el bolsillo. Planificar el tiempo necesario para realizar un desplazamiento a la velocidad adecuada, denota respeto por la vida y la integridad física propia y ajena. Prueben a conducir a menor velocidad de la acostumbrada. Sentirán el verdadero placer de la conducción relajada, segura y comprobarán que la diferencia del tiempo transcurrido es ridícula. Quien guste de alcanzar grandes velocidades dispone de circuitos privados en los que por una módica cantidad pueden poner a prueba sus cualidades como pilotos sin poner en peligro más vida que la suya propia.
Lo importante es llegar y circulando más despacio se puede hacer el camino de forma divertida y segura.