REDACCION. Xavi Altamirano. suiteinformación.- Las gradas de un campo de futbol suele estar llena de mala educación, mal gusto y ordinariez. Me dirán que no es así en todos los casos, y tendrán razón; pero lo que si tengo claro, es que ese mal gusto y esa ordinariez se contagian. y además selecciona.
Fijaos cuando vayáis a ver a vuestros hijos-nietos jugar al futbol, como esas criaturitas que pueden recibir la educación más exclusiva y cara del mundo, que incluso ya a esa corta edad casi son bilingües, gargajean en cuanto pegan una carrera; claro, lo ven de sus ídolos triunfadores de los Lamborghinis y Ferraris, esos que han conseguido que media juventud española se pele rasurándose la cabeza con la gorra puesta; ven en la televisión de sus casas como sus ídolos escupen en directo gargajos del tamaño de huevos fritos, en una final europea televisada ante millones de aficionados sin ningún tipo de vergüenza «estos ya veían de niños escupir a sus jugadores preferidos».
¿Os imagináis a Carlitos Alcaraz en Wimbledon escupiendo al césped de la pista central cada vez que termine un punto reñido? – pues esos corren durante más tiempo de lo que dura un partido de futbol.
¿Por qué no escupen los del hockey sobre hierba?
¿Por qué no escupen los ciclistas?
Ya no hablo de baloncesto, balonmano o futbol sala, `porque podrían utilizar la escusa de la humedad del césped, pero ¿qué hacen esos deportistas con esa cantidad de gargajos que por lo visto fabrica nuestro cuerpo al jugar al futbol?.
«Yo os lo aclaro»
Esos niños aficionados al tenis, no ven escupir a sus compañeros en las clases del club, no ven escupir a los Rafa ni Carlitos en la televisión – su profesor no escupe cuando se esfuerza un poco más de la cuenta -.
Los niños que empiezan en el futbol, ven a su ídolo escupidor largar lo más grande por la tele, subirse en su Ferrari con su señora imponente, pelarse con la boina puesta, y dice ….. yo también – yo soy igual de machito – eso de esculpir se aprende, incluso se aprende a taparse un orificio de la nariz y largar fiesta por el otro, «otra preciosidad que aprenden las criaturitas». ¿Os imagináis a a Fernando Alonso ganar de nuevo un Gran Premio con Aston Martin, y al quitarse el casco con todas las cámaras enfocándolo, largar un prominente gargajo al suelo, taparse un agujero de la nariz y con los dedos coger una gran vela y dejarla caer? – «pues os aseguro que le podría apetecer» pero no lo han educado así.
A nuestros niños los dejamos ver ese futbol junto a energúmenos que gritan barbaridades a las madres de los árbitros, y corear canciones racistas, incluso hacer el ruido del mono cuando se acerca un jugador de color – pues además tienen que ver esta imagen en su tele, cuando las chicas ganan un Mundial de Futbol:
Esto es lo que ocurre con el futbol. ¿Quién despunta en este circo? da igual, todos escupen y se tocan.
¿A quien votamos para presidente?, pues a uno de ellos; a uno que como es el más macho y con más bemoles que ninguno, se toca lo que le da la gana, donde le sale de ahí, le da un beso a quién le parece, monta fiestecitas con chicas para sus colegas en su pueblo, y piensa que es una victima.
¿Lo es?
«Lo hemos educado así desde niño».
Que entren las chicas, que formen a las bases, y que obliguen a los árbitros a sacar tarjeta amarilla al que largue fiesta. «Dos gargajos y a la calle». Da risa, ¿verdad? . Pues nuestros niños dejarían de escupir.