El futuro de la movilidad pasa por ser más eficiente en términos de sostenibilidad, entre otro tipo de alternativas. Características que los fabricantes también plantean implementar en el desarrollo de las motos del futuro que incluso ya están llegando al mercado al tiempo que avanzan sus investigaciones para mejorar los servicios que prestarán.
Una de las principales intenciones de los expertos es que las motos se conviertan en vehículos que reduzcan sus emisiones, siendo así respetuosos con el medio ambiente, además de inteligentes, eficientes, cómodos y seguros. De ahí que una de las propuestas sea la moto eléctrica, que, recurriendo a una fuente de energía sostenible, logra reducir el impacto negativo que se genera sobre el medio ambiente, o el vehículo propulsado con un motor de hidrógeno, que comparte el mismo objetivo.
Cabe destacar, además, que la instauración de estas motos del futuro no solo responde a la oferta del propio sector del motor en un intento por evolucionar y mejorar los productos que saca al mercado, sino a una demanda por parte de los usuarios en base a sus necesidades específicas de movilidad junto al creciente compromiso que existe por latransición energética. De esta manera, se procurará que las generaciones, tanto presentes como futuras, gocen de unas condiciones viables para perpetuar la vida del ser humano y, por ende, del ecosistema que le rodea.
Autonomía: un reto que alcanzar para las motos del futuro
Conviene mencionar la propia autonomía que posee esta clase de vehículos, o dicho de otra manera, la distancia que son capaces de alcanzar sin necesidad de repostar o de recargar sus baterías.
Para este último caso, Repsol pone a disposición de los usuarios diferentes puntos de carga para vehículos eléctricos que están distribuidos por numerosas estaciones de servicio, además de trabajar en la creación de combustibles sintéticos de huella cero que puedan utilizarse en los vehículos, privados y públicos, que ya están en el mercado sin necesidad de cambiar las infraestructuras.
Y eso no es todo ya que para Repsol la movilidad del futuro es sinónimo de apostar por diferentes clases de tecnología, por lo que trata de automatizar las propias baterías de los vehículos eléctricos por medio de la robotización y de poner en marcha plataformas que utilicen técnicas de telemetría para mejorar la conducción y que permitan a los usuarios compartir plazas de aparcamiento privadas, entre otras iniciativas.
Otra de las características deseadas para la moto del futuro es que proporcionen una conducción autónoma y que de esta forma sean capaces de ayudar al conductor en situaciones complicadas.
Honda, la fabricante japonesa de automóviles, ya ideó un modelo de moto, la Honda Riding Assist, que podría mantenerse de pie por sí sola en todo momento, evitando caídas en caso de estar parada o de ir a baja velocidad, y que también sería capaz de detectar la presencia de peatones con un margen de tiempo que prevendría atropellos, mejorando así la conducción en diferentes sentidos.
Otras alternativas de movilidad
Son varias las posibilidades que se plantean en torno a la movilidad del futuro. Una de ellas es la tendencia que surge a raíz del crecimiento de la población y que también debe considerarse como alternativa a las ya planteadas motos del futuro: la movilidad compartida, como el ‘car-sharing’, que utiliza un mismo vehículo para transportar a varias personas al mismo tiempo.
De esta manera, se optimizan los recursos que hay disponibles, aprovechándolos de una manera aún más eficiente. Además, se lograría reducir el tráfico de vehículos sobre las carreteras y, por ende, minimizar las posibles emisiones a la atmósfera (1,6 millones de toneladas de dióxido de carbono al año menos).
Todo ello posible con tan solo pagar el tiempo de uso o los kilómetros recorridos con esta alternativa de movilidad. Un ejemplo está en ‘Wible’, la propuesta de Repsol, en colaboración con Kia, para ofrecer un servicio de coches compartidos por el que los usuarios de Madrid pueden acceder a 500 vehículos híbridos enchufables.
Además, este tipo de opciones de movilidad integradas entre sí reforzarían el objetivo de rendimiento que persiguen las ciudades para minimizar los atascos, los tiempos de desplazamiento, los problemas de aparcamiento y la contaminación. Fin que a su vez requiere de inversión e innovación, lo que también ayudaría a promover la movilidad de las personas, el uso de bicicletas y el aprovechamiento de taxis en los espacios públicos, el desarrollo de apps a partir de las que los propios ciudadanos gestionen y programen sus desplazamientos e incluso el cambio de hábitos propios de la rutina como ir al trabajo o a la compra para descongestionar las zonas más concurridas.
Optimización de los recursos tecnológicos frente a las motos del futuro
De igual forma, la movilidad del futuro pasa por la conectividad, y más teniendo en cuenta que la sociedad en la que vivimos se mueve a través de Internet. Por ello, otro de los objetivos de los fabricantes de las motos del futuro es implantar de una forma más avanzada el conocido como Internet de las cosas (IoT).
Bajo este propósito, el vehículo del futuro incorporaría nuevos sensores para la navegación y percepción del entorno, permitiendo que el conductor se pueda comunicar con otros vehículos o incluso con la infraestructura responsable de la gestión vial para recibir y compartir información sobre los incidentes de tráfico que se produzcan.
A su vez, las nuevas tecnologías disruptivas y herramientas como el Big Data recopilarían y analizarían estos datos para hacer que las llamadas ciudades inteligentes garanticen un funcionamiento eficiente a la par que sostenible de sus recursos.
De este modo, podemos vislumbrar con más nitidez la forma en que se perfila la movilidad del futuro, que beberá de diferentes tipos de energía como la energía solar o la eólica, apostará por las nuevas tecnologías y que también recurrirá a opciones prácticas, siendo todas estas alternativas inteligentes, seguras y, por supuesto, sostenibles con las motos del futuro.