El Caballo que
revolucionó el Rejoneo…
«La Tauromaquia
es la pasión que nos une…»
Hagamos de éste 2022
el año más Taurino
a pesar de las adversidades…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
(Bibliografía al final del texto)
«Cagancho
fue el Caballo de mi vida…»
Pablo Hermoso:
Aquel 11 de octubre de 1994, era un martes y Pablo Hermoso de Mendoza se consagra en Zaragoza figura del Rejoneo, cuando entró en la corrida de rejones del Pilar en sustitución del lesionado Fermín Bohórquez y salió catapultado a lo más alto tras un festejo que fue retransmitido en directo por TVE. En la Plaza de toros de Zaragoza aquella tarde del 11 de octubre se lidiaron toros de Fermín Bohórquez e hicieron el paseíllo Joao Moura, Luis Domecq, Pablo Hermoso de Mendoza, Antonio Domecq: Pablo Hermoso de Mendoza fue sacado en hombros al finalizar la corrida…
“Cagancho” de raza lusitana y de pelo negro cuatralbo, con las cuatro patas blancas, además de un cordón también blanco en la frente. ‘Cagancho’ este famoso caballo, como una poderosa «muleta» de 400 kilos, ha sido el caballo más importante en la gran trayectoria de Hermoso de Mendoza y sin duda el más importante de la historia del Rejoneo. Posiblemente no fue el mejor, ni el más bonito, ni el más ágil… Pero sí fue el que más personalidad imprimió en la plaza a todas sus evoluciones. Una personalidad cimentada en un físico barroco, un tono negro cuatralbo que lo distinguía fácilmente de todos los demás caballos, un nombre que era muy fácil de recordar y sobre todo un sentido del toreo que hasta entonces no se concebía en un caballo. Hubo momentos en que la popularidad del caballo estaba por encima de la del propio Pablo.
Cagancho llegó por destino a Pablo Hermoso: “Era octubre de 1990. Por primera vez me habían contratado para torear en Portugal, con tan mala suerte que la corrida la aplazaron una semana por lluvia. Mientras daban la corrida fuimos a ver caballos que pudieran completar mi cuadra. Llegamos a la finca de Antonio Brito Paes. Nos mostró muchos caballos, pero como en esa época yo estaba canino, es decir, no tenía un solo duro, todos los que me mostraba se salían del presupuesto. Quizás Antonio se compadeció de la situación, quería que me fuera con algún caballo y se acordó de uno que tenía refundido. -Mira este caballo, Pablo- , me dijo Antonio. -Me lo han regalado para enseñarle a montar a una niña. Tiene buenos orígenes-. Pues se trataba nada más ni nada menos que un hijo de Nilo. Nilo era hermano de dos caballos emblemáticos de la época, Opus y Neptuno. ¡Vaya si son buenos orígenes! El caballo era joven, pero no estaba bien desarrollado. Todo lo contrario, era feo de aspecto. Pero esos orígenes, esa familia… Por aquella época mis caballos no eran grandes estrellas, así que cualquier caballo podría mejorar mi cuadra. -Te lo dejo en tres mil dólares-, me lo puso Antonio. Aún se salía de mi presupuesto. Le ofrecí dos mil. -Hagamos una cosa. Voy a llevarlo a la feria del Caballo de Golega, y si nadie me ofrece más tu te lo llevas en dos mil dólares-. Pues llegamos a la feria, y entre tantos caballos bonitos nadie lo miraba. Lo montaba un niño, lo paseaba y lo exhibía al público y nada, el caballo parecía un encarte. No iba dos días de feria cuando Antonio me buscó desesperado. -Oye Pablo, lo que hablamos y llévate el caballo-. Tenía nuevo caballo. Lo bautice ‘Cagancho’, como ese genial torero gitano de la década de 1940. Fui trabajando con él en el invierno de 1990 lo trabajé con mucha dedicación y en la siguiente temporada lo saqué para el último tercio. Era un caballo muy torpe, pero tenía mucho corazón. Su mecánica física era muy pesada, se agarraba mucho al suelo, no se deslizaba fácil. Pero no tenía más caballo en ese entonces. Era por necesidad, cariño y trabajo, a pesar que esa temporada no se le veía nada especial: Era un caballo barrigón, con las patas llenas de heridas de verano que llegaba a la finca de Acedo en “patera” y que tuvo que sufrir una enorme transformación física a lo largo del invierno de su llegada para debutar en 1991. Fue frustante para Pablo Hermoso porque el caballo nunca se sintió a gusto en ese tercio y en cada actuación, fue de decepción tras decepción, se llegó a la corrida de Ejea de los Caballeros, a primeros de septiembre, de esa temporada de 1991 que fue donde Pablo llegó al límite, porque una y otra vez el Cagancho chocaba con el toro, no pasaba y no había forma de acabar con aquel astado. En ese festejo Pablo pensó que su inversión había sido un fracaso, que aquel caballo no le iba a servir. Pero con la intuición, la experiencia y los conocimientos de los caballos que tenía, a los pocos días en el festejo de Ampuero, en Cantabria en una corrida con compañeros de la élite, decidió Pablo probarlo en el tercio de banderillas. Cagancho, sorprendió, mostró sus cualidades en el tercio adecuado; cuando iba de frente al toro mostraba una enorme habilidad, el caballo no quería torear al hilo del pitón como se hace para matar, sino que parecía gustarse en la suerte, llegar a la cara del toro y salía toreando con el pecho. “Ese día salí tan inseguro con él que pensé que no se iba a arrimar lo suficiente para poner las banderillas cortas. Entonces saqué una banderilla larga primero, para ver como reaccionaba el caballo. Lo aventé de frente, como dejándolo en libertad y para siempre se me quedará la imagen grabada. El caballo hizo una especie de arco, una expresión preciosa, y ha sido la banderilla más espectacular que haya puesto en mi vida.” En ese festejo Pablo Hermoso descubrió el “diamante en bruto” que “Cagancho” llevaba dentro. Tanto así que lo saqué de la plaza, y en el siguiente invierno lo trabajé con mucha dedicación…
A partir de entonces, comenzó la leyenda y con mucho entrenamiento, extremo cuidado en su dieta, porque “Cagancho” tendía a comer en demasía: Comenzó escalando posiciones en el toreo a caballo hasta el punto de formar un dúo Caballo Jinete que maravilló y revolucionó al mundo del Rejoneo en la temporada de 1994 y a ser el consentido del público desde entonces y hasta su retirada en 2002. 11 temporadas en las que Pablo se instaló en la élite del toreo a caballo como indiscutible número uno y siempre de la rienda del inolvidable “Cagancho” que siempre procuraron descendencia, como los colombianos que aceptaron de Pablo todas las condiciones a cambio de los genes del caballo o algunos de los rejoneadores de aquella época como Antonio Correas o la casa Domecq, que ofrecían cantidades exorbitantes para adquirir a “Cagancho”. “Cagancho” fue parte del equipo de Pablo Hermoso durante 11 temporadas y en más de 700 festejos por todo el mundo se enfrentó a más de mil toros y gozó del reconocimiento y el interés por verle por parte del público aficionado en las más importantes plazas del Mundo Taurino. “Cagancho” tuvo una despedida a la altura de la categoría, nobleza, arte y logros conseguidos en los ruedos y en su última temporada, Pablo Hermoso decidió despedirlo toreando en las 4 plazas que consideró más importantes en la carrera del caballo y del propio Pablo: Sevilla, Madrid, Pamplona y la México fueron esos cuatro escenarios, donde “Cagancho”, en un caso único en la historia, salió por la puerta grande en las dos últimas, junto y montado por Hermoso de Mendoza. En la temporada siguiente, por petición de la afición, esta vez sin torear, se despidió del público de Estella. Desde entonces “Cagancho” descansó como Toro en el Indulto, en la finca de “Zaraputz”, con los cuidados que merecía, saliendo a los pastos a galopar en libertad, padreando y viendo a sus hijos pastar y crecer en los potreros contiguos, con una vida ganada de privilegio que es el fin y la verdad no sólo de los toros también como lo permitió Pablo de los caballos. Desde su retirada en 2002, nunca Pablo volvió a montar a “Cagancho” y sólo en una ocasión lo hizo la hija de Pablo: Paula.
Hasta su inevitable despedida aquel triste jueves 20 de agosto de 2015, a consecuencia de un ictus, en la finca que su jinete tiene en la localidad navarra de Estella. “Cagancho” con más de 3 décadas de edad, abrió la Puerta Grande de la Gloria Eterna.y el ictus terminó con su vida pero no con su leyenda…
Viva por siempre
en nuestra memoria
“Cagancho”
el Caballo que
revolucionó el Rejoneo…