RFEF.- Ferran Torres atraviesa un momento de forma estupendo. Su puesta en escena en el presente curso le convierte en uno de los futbolistas del momento, pieza clave en el FC Barcelona con sus goles y su trabajo. Regresó a la Selección en la ventana de septiembre, autor de un precioso tanto en la goleada ante Chipre en Granada (6-0), y vuelve a estar ahora para los compromisos que España debe afrontar ante Escocia (este jueves en La Cartuja) y ante Noruega (el domingo, en Oslo), ambos valederos para la fase de clasificación para la Eurocopa. El tiburón quiere seguir mordiendo. “Estoy muy contento de estar en la Selección, de estar con mis compañeros. Con muchas ganas del partido del jueves”.
Sus números vestido de rojo son de estrella mundial. Lleva 36 internacionalidades con solo 23 años y ha marcado 17 goles, que son muchísimos. Además, han sido en momentos importantes, un jugador con olfato que aporta muchísimo al ataque de la Selección y que quiere seguir remando como siempre ha hecho, consciente de que estar entre los elegidos es muy difícil y reflexivo cuando recuerda el tiempo que estuvo sin entrar en las convocatorias. “Lo empleé para trabajar, para hacer todo lo que estaba en mis manos para estar de vuelta cuanto antes y hacerlo lo mejor posible con el club, que al final es lo que hace que puedas venir aquí”.
No hay mucho secreto para Ferran, el primero en pedirse cada día más. “Con disciplina, con trabajo constante y con la cabeza bien tranquila. Haciendo al máximo lo que puedes controlar y lo que está en tus manos”. De ahí que mencione la cabeza y que se detenga en ese punto, fundamental el equilibrio mental para rendir en la elite: “Yo creo que la cabeza es lo más importante. Al final, un jugador está sometido a mucha presión, a estar bajo los focos todos los días. Creo que es muy importante tener la cabeza bien asentada y estar tranquilo cuando las cosas van bien y sobre todo cuando van mal”. Ferran fue bautizado este verano por sus compañeros como “tiburón”, pero mejor que él mismo explique los motivos de un mote que le encanta. “No hay ninguna historia. Es la filosofía que siempre he tenido, que siempre me ha identificado: el trabajo constante, la disciplina… A partir de ahí, en pretemporada empezó como una broma con Eric (García), con Iñi (Iñigo Martínez), con Marcos Alonso y alguno más como Sergi Roberto. Empezó con los emoticonos y se quedó ahí. Yo me lo fui creyendo y me gusta mucho el apodo”.
Tanto que se presentó el pasado lunes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas con una sudadera muy especial, estampada en el pecho la enorme dentadura de un tiburón. “La sudadera me la regaló un amigo y viene perfecto. El apodo me gusta mucho, me siento identificado y los niños jóvenes que vienen por detrás también se puede identificar”.